Se presenta bajo el aspecto de cubos, octaedros o romboedros y más raramente adquiere también otras formas, incluso de grandes dimensiones. El color es muy variable, pues en estado puro es completamente transparente, pero dependiendo de los componentes puede ser amarillo, verde, azulado, rosa o incluso negro, recibiendo esta última variedad el nombre particular de antozonita o espato fétido; la tonalidades rojas son las más raras y son características de los yacimientos alpinos.
Entre las propiedades físicas se pueden destacar su fragilidad y capacidad de exfoliación en octaedros, su brillo vítreo y la capacidad que tienen ciertas variedades de emitir fluorescencia bajo la luz ultravioleta. Es prácticamente insoluble en agua, ácido clorhídrico y ácido nítrico, pero se solubiliza fácilmente en ácido sulfúrico concentrado. Crepita durante el calentamiento para, si sigue éste, adquirir una luminiscencia de color verde amarillento y acabar fundiéndose, al menos en las esquinas.
Se origina en filones hidrotermales de temperatura media y alta, asociada a sulfuros de plomo, cinc, plata y baritina. También aparece en las cavidades de numerosas rocas ácidas o puede tener un origen sedimentario por deposición en cuencas cerradas.
Las aplicaciones de la fluorita son muy numerosas, pero se utiliza sobre todo en la industria metalúrgica como fluidificante de las escorias, en la preparación del ácido fluorhídrico y en la construcción de lentes especiales.
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